martes, 20 de mayo de 2008

Acerca de mi parto (testimonio)

Este es un relato ya publicado en mi otro blog. Relato que motivó la apertura de este nuevo espacio.
Me gustaría que cada uno/a que así lo sienta, envíe su testimonio, su experiencia (o sus experiencias), así sean recuerdos sueltos, para poder compartirlo en este blog a
loalitas@hotmail.com.
Así queda inaugurada la sección de experiencias personales en parto, preparto y posparto.


Las herramientas de dominación del poder son claras, la desinformación, la mala información, las trabas para acceder a la educación y la mala educación son las más importantes.


Tuve a mi hija en un sanatorio de renombre, era una de las pocas opciones que me ofrecía mi nefasta obra social, pero lo elegí conforme, a pesar que lo separaban de mi casa casi 2 horas de viaje. No me preocupó ya que en el curso de preparto nos dijeron que una primeriza raramente lo tuviese en un bondi, por lo general, desde los primeros síntomas pasan unas horitas hasta el hecho.
De muchas de las cosas que nos dijeron en el curso de preparto del sanatorio nos agarramos firmemente como a una verdad absoluta, es que cuando uno no sabe (y tiene miedo) las cosas que te dice un médico, son la verdad. Así nos "vendieron" la inyección peridural (anestesia que, en este y otros sanatorios, es una práctica de rutina, a menos que la parturienta solicite lo contrario) y otras tantas cosas antes, durante y después del parto.Hoy sé que deberíamos haber oído otras campanas.


El lunes 22 de mayo de 2006 comencé con algunas contracciones, tenía turno para un monitoreo en el sanatorio, la salida me hizo bien, la obstetra me hizo un tacto vaginal y dijo que todavía faltaba. Me dió un plazo de 1 semana, si no había tenido ningún síntoma para el lunes siguiente, ya tenía la orden de internación para que me induzcan. Esa noche comencé a perder el tapón mucoso, consulté y dijeron que podían pasar horas o días... esperé.
El martes 23 me pasé el día tapada hasta la cabeza con las sábanas para intentar tapar el dolor, y escuchando el disco de Raly Barrionuevo para relajarme un poco, las contracciones ya eran más seguidas y dolorosas, pero aguanté, por eso que tenemos algunas mamás de saber internamente que todavía no es el momento.Por la noche no durmió nadie, yo ya no aguantaba más, a la madrugada del miércoles 24 de mayo le pedí por favor a Fer que pidiese un remis, con mucho miedo y culpa, ya que si Violeta no nacía en ese momento, él tendría que ir a trabajar sin dormir.
Despertamos a mi vieja y mi hermana (que ese día se había quedado a dormir) y partimos en troupe hacia el sanatorio.Tardaron en atendernos, en realidad cuando hay dolor, todo se hace largo...
El imbécil de turno me hizo un tacto y se quedó esperando a que tuviese una contracción, al ratito me dijo que me vuelva a mi casa, porque si estuviese por parir, en ese lapso ya hubiera tenido al menos 2 contracciones.
Por supuesto, ¿cómo iban a ocupar una habitación del tan exclusivo "hotel" si tal vez me faltaban horas todavía?. El hombre no me dijo eso, me dijo que podía estar así durante días. Tampoco me dijo que yo ya tenía dilatación, y a pesar de haberle informado que vivíamos en provincia (el sanatorio está en Palermo) nos sugirió que nos volviésemos, que me tomase una buscapina y me acostara a dormir.
Con mucha culpa por Fer, nos montamos en un taxi de vuelta hasta casa.
Seguí al pié de la letra lo que me dijo el médico, solo que las contracciones eran cada vez más seguidas y dolorosas, y no sé si por acción de la cantidad de buscapina que tenía encima o porque la gorda ya me estaba presionando mucho el estómago, empecé a devolver.
Ahí Fer tomó la decisión de salir nuevamente para el sanatorio, yo (culpable) le dije que llamase a mi papá para que venga con el auto, para no volver a gastar en remis. A mi viejo le tomó bastante llegar, ya eran como las 9 a.m. y el tráfico, terrible.
Al rededor de las 10,30 llegamos nuevamente al sanatorio, yo ya no tenía noción del tiempo, estaba sumergida en el dolor. Creo que esperamos un rato hasta que entramos al consultorio, afortunadamente la guardia había cambiado y el médico era otro. Me hizo otro tacto y decidió internarme, entre tanto hacían los papeles, él decidió leer las notas del infeliz que me había atendido antes en el libro de actas, ahí nos enteramos que en esa oportunidad yo ya estaba con una pequeña dilatación, los largos traslados en auto, hicieron el resto.
Si el tipo me hubiese dicho que no me podía internar pero que me quedase por ahí cerca, en un bar, en la sala de espera, yo lo hacía. Pero no, disfrazan a las normas hospitalarias de diagnósticos médicos, sin darse cuenta de cómo eso va degradando la práctica de la medicina.
Me vinieron a buscar en silla de ruedas, yo ya no encontraba posición ni para estar sentada del dolor que sentía. Me llevaron a una habitación en donde mi compañera tenía muchas ganas de hablar, por suerte estaba mi familia. Me dieron una bata, fuimos hasta el baño con Fer, donde me la puse y volví a vomitar. La enfermera me colocó el suero con noséquécosa (hoy sé que probablemente fuera oxitocina para acelerar el trabajo de parto) y me apuró para que me pase de una camilla a otra con ruedas, en el aire. Yo no podía ni moverme (la oxitocina tiene la característica de, entre otras cosas, incrementar el dolor), el camillero me calmaba, pero la otra forra me seguía apurando, claro, la oxitocina estaba haciendo efecto y había que volar. Por suerte rompí bolsa, más precisamente la bolsa explotó embadurnándome a mí, al camillero y a la enfermera cargosa de un montón de fluídos mezclados. Digo “por suerte rompí bolsa” porque si no me la hubieran roto en la sala de partos.
Desde ahí me acuerdo menos todavía, solo el apuro, solo haberle susurrado a la familia un doloroso - Rompí bolsa...-, el ascensor y el techo de los pasillos que pasaba velozmente sobre mi cabeza como en las películas.
A la sala de parto entré sin Fer, la partera que estaba de guardia era la misma que nos había dado el curso, eso me tranquilizó un poco. Le pedí desesperada la peridural, que ella misma había promocionado en el curso con tanto énfasis, a lo que me respondió que no había tiempo, que ya se veían los rulos...Pujé una vez, pedí por mi pareja que había quedado quiénsabedónde, me preguntaron su nombre y por el dolor y el esfuerzo no pude decirlo entero, por suerte solo con el Fer... alcanzó. Pujé otra vez, me retaron por hacer fuerza con la garganta, -No quieras gritar- dijeron, -Hacé fuerza en silencio. Tercer pujo, -Sostenete la cabeza con la mano- dijeron. ¿Dónde mierda está Fer?. Fer entró para el 4to pujo, me agarró la cabeza y me quiso acariciar, lo fulminé con la mirada ¿No ves que estoy sufriendo?. Llegó a ver ese pujo y uno más, Violeta salió escupida.
Me la acercaron para que le dé un beso y se la llevaron, Fer se fué con ella como indican las normas internas. Eran las 11,30 a.m.


Me toqué la panza desinflada, estaba sola. Ni la partera había quedado. Tenía frío, mucho. Las piernas atadas con unas gasas a los estribos.
Pedí que me den algo para taparme, creyeron que con una sábana podían tapar todo el frío que dejó en mi cuerpo la anestesia... y el vacío.
No sé cuanto duró, la cicatriz de la episiotomía mide unos 5 cm. así que la costura debe haber tardado un rato largo. Con razón salió tan fácil la enana en una posición que no favorece a la gravedad. La episiotomía es también una práctica de rutina, muchas veces innecesaria, que considero, en mi caso, se hubiera podido evitar. De todos modos, nadie me preguntó.
El médico me dijo mientras me cosía -Qué calladita que estás- Claro, enfermo, me sacaron 3,640 kgs. de adentro sin acordarse que yo estaba de este lado, se la llevaron, me dejaron sola, me dolió mucho, tengo frío, angustia, ¿qué querés que te cuente?. Por supuesto no se lo dije, seguí callada, creo que le sonreí.
La enfermera que me higienizó me contó su vida, me dijo que no me quede con una sola hija, porque la suya se había ido a vivir al exterior y ella se había quedado tan sola... yo la oí algo... pero no la escuché.Le pedí de ponerme de costado, en posición fetal, necesitaba abrazarme, darme calor, contención, eso que todos ellos no supieron hacer.
Me llevó al pasillo, me dijo que el camillero iba a venir para subirme a la habitación y me dejó ahí. Sí, me dejó en el medio de un pasillo del sanatorio, sola, acostada en la camilla, tapada con una sábana hasta la cabeza. La gente pasaba, me imagino que se preguntarían si la persona que estaba ahí acostada estaba viva.
Al rato sentí que la camilla se movía, parece que al camillero no le enseñaron modales, o tal vez, también pensaba que llevaba un fiambre, qué sé yo...
Llegué a la habitación, al rato me trajeron a la nena, dijeron que tenía la temperatura baja, la habían tenido que envolver con bolsas. Parece que el síntoma de alejarnos, para las dos fué el mismo. Frío del alma, un frío de muerte.
Me "enseñaron" cómo darle de mamar, mi leche "era muy espesa", no tuve calostro. Viole vomitaba mucho de lo que tomaba. En los dos días que pasé en el sanatorio me dijeron de todo al respecto: "Acostala boca arriba y con almohadas"; "No importa, quedate tranquila"; "Regulale las tomadas"; "Le va a hacer mal"; "La leche materna es el milagro más grande y no puede de ningún modo hacerle daño"... a esta última versión es a la que adherí.
Viole vomitó mucho desde el principio y hasta los 6 meses, en que comenzó a comer sólidos, y tomó teta hasta pasados los 18 meses, lo que hizo que solo haya tenido 3 ó 4 resfríos en sus casi 2 años de vida. Sus vómitos nos angustiaban bastante, pero más preocupante hubiera sido cualquier otra enfermedad causada por no darle de mamar. Esa no estaba entre las posibilidades.


Luego me enteré que, cuando ingresé al sanatorio, había una mujer a punto de parir, a la cual ya la tenían en sala de partos, y no sé por qué circunstancia debían esperar. Razón por la cual, para acelerar mi proceso, pusieron oxitocina en el suero, para que mi parto se diera en ese "hueco" que les quedaba libre antes del parto de la otra mujer. Lógica de mercado se le llama, ¿no? “tiempo es dinero”…
La soledad fué el sentimiento reinante durante los 2 días que pasé en el sanatorio, Fer solo tenía permitido visitarme en las horas destinadas a las visitas, como si no fuera parte primordial e imprescindible de eso que había ocurrido, solo por ser hombre. Solo podían quedarse mujeres.
La companía de mi mamá y de mi hermana fué importantísima, sentí que el vínculo con las dos se intensificó desde ese momento, pero yo necesitaba a Fer.
Estaba partida, angustiada, él era la persona que yo necesitaba a mi lado, el padre de mi hija, mi amor, una porción ausente de esa historia. Sin él no había equilibrio, no había completud.


Con el tiempo, y habiendo recurrido a espacios de contención para transitar el puerperio de la mejor y más constructiva manera posible, aprendí muchas cosas. Siento que abrí los ojos.
Si bien todavía no logro sanar la herida que dejó el maltrato que sufrí en el sanatorio y creo que no lo haré hasta que no tenga otro hijo de la manera que yo elija. Si bien revivo cada sensación cada vez que cuento esta historia y es la primera vez que me animo a escribirla para difundirla; el hecho de compartir espacios con otras personas en igual o semejante situación es la manera que elijo y recomiendo para lograr aprendizajes de los momentos duros.
Las situaciones que viví durante el proceso de parto de mi hija Violeta no fueron circunstanciales, le pasan a la mayoría, por no decir a todas, las personas que van a parir en instituciones públicas o privadas. Son prácticas comunes en donde se favorecen los tiempos del lugar y la comodidad del médico y para ello se deja en segundo plano a las personas que están viviendo uno de los momentos más importantes de su vida, principalmente a la madre y al bebé a quienes todo eso que pasa les pasa por el cuerpo, dejando marcas indelebles.
Es el día de hoy que cuando cuento (a grandes rasgos) mi parto a familiares, a médicos y hasta hablando con mi mamá, me dicen -Ah, bien, fué rápido- como si eso fuese lo más importante.
Como si la contención, el disfrute, el gozo, el respeto por esperar los tiempos de cada cuerpo no fuera importante. Como si cada proceso no tuviera características distintas entre sí. Como si no fuera una experiencia que marca el cuerpo y el alma de la madre y el hijo en primer lugar y del padre en segundo, por toda, toda, toda la vida.


Paseando por el ciberespacio encontré unos spots publicitarios que motivaron este relato. Fueron hechos por el ministerio de salud y desarrollo social de la nación, en el año 2004, con personalidades reconocidas del ambiente televisivo.
Tratan de la ley 25.929 de derechos de padres e hijos durante el proceso de nacimiento.
Calculo que parte de los impuestos que cada uno de nosotros paga puntualmente, fue destinada a su realización, sin embargo, 4 años después, no fueron emitidos en ningún medio (o al menos, no masivamente).
Estos spots contienen la mínima información que yo hubiera necesitado tener para poder exigir que se respeten mis derechos durante el preparto, parto y postparto, más el número y nombre de una ley a la que hubiese podido recurrir para interiorizarme.
Solo conociendo nuestros derechos podemos defenderlos, y en este caso hablamos de algo tan relevante como el nacimiento de nuestros hijos, lo más importante que tenemos, el futuro. E implica aspectos como validar la igualdad de derechos de hombres y mujeres, que la salud no se maneje con la lógica de mercado, la socialización del conocimiento y tantas otras cosas tan importantes.
Este tema es en el que no puedo dejar de pensar hace casi 2 años, que me angustia, me quita el sueño y del que quiero que todos tengan conocimiento, para que esta realidad salga a la luz y sea difundida, entendiendo que hacerlo no tiene el objeto de atemorizar a nadie, y sí el de intentar hacer un bien.

Gracias por leer.
Loana.

lunes, 12 de mayo de 2008

SEMANA MUNDIAL POR UN PARTO RESPETADO

#12 al 18 de mayo#
Este año el lema es:
NO SEPARAR PUEDE SER VITAL
"Contacto inmediato y continuo
La clave de un buen comienzo"
No separar es:
  • Asegurar el contacto inmediato y constante piel con piel entre la madre y el recién nacido.
  • No cortar el cordón umbilical hasta que haya transferido toda la sangre de la placenta.
  • Facilitar el inicio de la lactancia materna en los primeros minutos de vida.

***

Lemas de los años anteriores: 2004 - La episiotomía, 2005 - Las posiciones para parir, 2006 - El tiempo para nacer y 2007 - El entorno amoroso durante el parto.

domingo, 11 de mayo de 2008

De parto

Este blog no pretende dar lecciones de vida, solo pretende ser un medio donde socializar información y experiencias, un espacio donde compartir inquietudes y tratar de contenernos desde nuestras vivencias como padres y madres, madres y padres.
Se cuestionarán las prácticas médicas que desatiendan lo humano, lo individual; aquellas que pretenden estandarizarnos, encuadrarnos, sin contemplarnos verdaderamente, sin tenernos en cuenta como sujetos; aquellas que solo nos ven como objetos.
Ya iremos publicando diferentes links para acceder a información, encuestas, testimonios, efemérides y hasta ¿por qué no? generar algún encuentro para vernos las caras.
Quise escribir este primer post para darle marcha a este proyecto, a pesar de no tener el tiempo suficiente para dedicarle. Estas son cosas "de madre", trabajadora, estudiante, mujer y tantas otras cosas...
Sean bienvenidos, tanto ustedes como sus comentarios y sugerencias.
Es oficial, este nuevo espacio ya ha nacido.

***

Les propongo la lectura de esta nota que salió en el día de hoy en el diario Clarín. (Gracias Sil)
Es muy interesante, solo que, como es de costumbre, el mensaje es confuso.
El título es "Proponen no separar a los recién nacidos de su mamá", pero esto no es una novedad, sino el lema de la "SEMANA MUNDIAL DEL PARTO RESPETADO", en cambio, la permanencia de los recién nacidos con su madre después del parto está reglamentada en la ley 25.929, vigente desde noviembre de 2004, en su artículo 2 h. Por lo que el incumplimiento de esto es lisa y llanamente un delito.
Difundamos.

martes, 6 de mayo de 2008

Aviso:

Blog en construcción.