jueves, 12 de abril de 2012

Pensando en volver

No sé si podré sostener el blog como me gustaría, pero ando con muchas ganas de escribir sobre este camino mágico, a pesar de las piedras y los pozos que imponen algunas estructuras preconcebidas, que es criar con respeto y educar sin presiones ni espectativas.
Haré el intento, veremos que sale...

lunes, 28 de diciembre de 2009

Felicidades


miércoles, 2 de diciembre de 2009

Tenemos derechos

Bueno, después de casi 1 año sin postear y cursando el 8vo mes de mi segundo embarazo, me decido a colgar los videítos que me están ayudando a armarme y hacerme fuerte para transitar mi nuevo parto, esta vez en casa y con las personas y las condiciones elegidas por mi y por mi pareja.

En el primero, Claudio Naranjo habla sobre el parto moderno y su vinculación con la ciencia y la tecnología.
Dice, entre otras cosas: "Cada detalle del parto tecnológico es una atrocidad" y "La ciencia es muy arrogante en decir -esto lo conozco-, se mete demasiado con la naturaleza"



***
El segundo video es un spot publicitario de la O.N.G. Dando a Luz protagonizado por Agustín Pichot


miércoles, 21 de enero de 2009

Cesáreas, haciendo un censo en mi entorno

Hace algunas semanas me reuní con mis compañeras de la primaria. Eramos 12 mujeres y la mitad de nosotras había sido mamá, otras 2 estaban embarazadas, una del segundo y la otra primeriza.
Pero el porcentaje más alarmante era el de las cesáreas, apuesto a que no adivinan.
De 6 mujeres que en 20 años tomamos diferentes rumbos, con diferentes situaciones económicas, que parimos en distintos sanatorios; el único parto vaginal era el mío, las demás todas cesáreas.
Pensando en mi círculo más cercano actual (entre algunas amigas, compañeras y familiares), de 10 mujeres, hay 5 cesáreas.
El resto son 2 partos domiciliarios y 3 en clínicas por obras sociales, de las cuales, una de ellas debió (junto con su pareja) luchar hasta último momento para evitar una cesárea, ya que el bebé "era muy grande" y los médicos no querían arriesgarse a un parto vaginal. Escalofriante.

Pensando en este tema comencé una búsqueda de material en la web y llegué al texto publicado previamente, que está escrito de una manera clara y concisa y, además, por el médico que atendió el parto domiciliario de mi amiga del alma, el Dr. Carlos Burgo. Este hombre es una eminencia en todo lo que se refiere a parto humanizado.

Y al ingresar a una de mis páginas de cabecera (Relacahupan), me enteré que el lema de la Semana Mundial por un Parto Respetado de este año, que se lleva a cabo del 11 al 17 de mayo, es "¡Por la urgente disminución de las cesáreas innecesarias!".

Todo esto no es pura casualidad.

Cesáreas innecesarias

¿Parto natural o cesárea? ¿Quién decide? ¿La mujer, dueña de su cuerpo, a quien no se le aclaran todas sus dudas con referencia al parto o es una cuestión de economizar tiempo y ganar dinero por parte del equipo médico?
Es alarmante el elevado número de cesáreas que se verifican a diario en distintos medios asistenciales. Cualquier mujer puede hacer una pequeña encuesta sobre cómo fue el último parto de amigas, parientes, conocidas, o simplemente eligiendo al azar a las mujeres que la rodean en una plaza, por ejemplo, mientras pasea a su pequeño. Seguramente se asombrará ante una cifra que no esperaba.
En nuestro medio podemos así encontrar un alto porcentaje de partos terminados en cesárea. En el ámbito de las obras sociales sindicales o estatales, así como en la medicina prepaga o privada, los porcentajes superan holgadamente el 40%, pudiendo llegar a cifras del 60% o más. En el hospital público las cifras se encuentran alrededor del 25%. La OMS (Organización Mundial de la Salud) estima que el porcentaje de operaciones cesáreas no debe superar el 15%. Hay países, Holanda por ejemplo, donde esa cifra está lejos de ser alcanzada, teniendo a su vez los mejores índices de salud vinculados al parto y el nacimiento.
La operación cesárea es una intervención quirúrgica por la cual se extrae al niño por nacer del útero de su madre a través de una incisión que se practica en al abdomen, que generalmente se hace horizontalmente, justo por encima del vello púbico. Atravesadas las distintas capas del abdomen (piel, tejido celular, aponeurosis, músculos) se llega a su interior y abierto el útero, se toma al niño, produciendo su nacimiento. Luego de la extracción de la placenta, se cierran los distintos planos hasta la piel. Esta operación se realiza la gran mayoría de las veces con una anestesia peridural, que permite a la madre estar conciente.
¿Cuáles son las situaciones que llevan a esta terminación del parto?
Pueden ser alteraciones graves de la salud de la madre (hipertensión, diabetes, etc.), problemas vinculados al medio ambiente donde se desarrolla el bebé (placenta previa, tumores uterinos, etc.) o alteraciones del bienestar fetal (por ejemplo, sufrimiento fetal por falta de oxígeno).
¿Pero es posible pensar que más de la mitad de las mujeres y los niños por nacer atraviesen dificultades o sean incapaces de atravesar un parto vaginal?
¿Cuáles son las razones por las que podemos pensar que existe este elevado porcentaje de cesáreas?
En principio debemos mencionar al procedimiento habitual de asistencia, como la mayor fuente de estas cesáreas innecesarias. Las internaciones precoces, sin que efectivamente la madre esté en un franco trabajo de parto, suelen ser una causa inicial de un proceso que desembocará en una cesárea innecesaria.
"Hay un problema con el cordón", "tu bebé es demasiado grande", "el cuello del útero no está bien preparado", "estás con dilatación y sin contracciones", suelen ser frases muy conocidas que impulsan una internación al término del embarazo.
Cuando esto ocurre y aún cuando hay un trabajo de parto iniciado, se inicia el procedimiento de atención denominado conducción médica del parto.
Esta conducción altera la fisiología espontánea del parto y consiste en una serie de intervenciones que afectan no sólo en el plano biológico, sino emocionalmente a la madre. Enemas y rasurados vulvares, goteos con ocitocina (hormona que provoca mayor cantidad y mayor intensidad en las contracciones del útero, incrementando el dolor y la incomodidad) innecesarios. Rotura artificial de la bolsa, inmovilización de la madre con monitoreos continuos y permanentes que la obligan a estar acostadas la mayor parte del tiempo. Las anestesias peridurales, que mayoritariamente se realizan sin demanda de la mujer, y finalmente la obligada posición acostada con las piernas colgadas para el nacimiento del niño.
Este dispositivo asistencial, que fuerza un proceso que tiene sus propios tiempos fisiológicos y su propia dinámica emocional, produce con frecuencia dificultades anímicas y biológicas en la madre, que finalmente debe aceptar las consecuencias de este exceso de intervención: alteraciones en la dilatación, en las contracciones y en el bienestar del niño, que es llevado por estos procedimientos a situaciones de sufrimiento por falta de oxígeno que tornan "necesaria" la cesárea. Esta secuencia de intervenciones forma parte de ese modelo de medicalización, que además responde a cuestiones de "economía": la necesidad de atender la mayor cantidad de partos en el menor tiempo. Una cuidadosa atención debe privilegiar el acompañamiento, tanto por parteras como por obstetras calificados, que respondan a las necesidades de madres y niños de respetar sus propios tiempos biológicos y emocionales, sin apuros y sin estímulos que no hayan sido solicitados. Este respeto reduciría significativamente el número de cesáreas innecesarias. Y una condición esencial es la compañía por parte de quien la mujer elija como su vínculo afectivo más cercano, durante todo el trabajo de parto.
Es un importante desafío reducir esa cantidad de cesáreas innecesarias, ya que no son inocuas, a pesar de los adelantos de la cirugía y la anestesia, que las tornan en general seguras. La mayor parte de dificultades tiene que ver con los problemas infecciosos post-quirúrgicos y los potenciales riesgos en los futuros embarazos.
En ciertas circunstancias, y para aquellas mujeres que valoran altamente el parto vaginal, una cesárea plenamente justificada será bienvenida, y no deberá ser vivida como una frustración.
Pero es importante considerar a la cantidad de mujeres en las cuales se generan sentimientos de avasallamiento luego de la experiencia de su parto seguido de una cesárea. Con frecuencia perciben que la cadena de intervenciones que recibieron fueron innecesarias y realizadas en forma compulsiva, acrecentándoles el dolor y el malestar. El resultado en el cual desembocaron les deja profundas dudas y en un próximo embarazo se acercan buscando alternativas a aquello que percibieron y que expresan con angustia: "creo que me hicieron una cesárea innecesaria"

• Dr. Carlos Burgo
Ginecólogo y obstetra

martes, 20 de enero de 2009

Curso anual 2009 en Zapala, Neuquén

un recorrido multidisciplinario
para una nueva comprensión
del ser y del nacer


http://www.iniciodelavidazapala2009.blogspot.com/


domingo, 23 de noviembre de 2008

VIOLENCIAS

El video que subo hoy, comienza con estas frases:


"La Declaración Universal de los derechos Humanos y la Declaración de los Derechos del niño, garantizan una atención en el parto y el nacimiento igualitaria, respetuosa y segura.
En 1985 la Organización Mundial de la Salud (O.M.S.) publicó las Recomendaciones sobre las prácticas adecuadas para la atención en el parto y el nacimiento, ratificándolas y ampliándolas en 1996.
En la Argentina, como en otros países del mundo, estas Recomendaciones son ignoradas en la mayoría de los hospitales públicos y clínicas privadas, constituyendo una violación general, reiterada y sistemática de derechos humanos básicos."
*

Y termina con esta otra:

“LA VIOLENCIA EJERCIDA EN CADA NACIMIENTO
SIGUE SEMBRANDO LA VIOLENCIA EN EL MUNDO”
*
Yo agrego una frase de Michel Odent:
"Para cambiar al mundo,
primero tenemos que cambiar la forma de nacer"
*
Sigue el video, informo que no es recomendable para personas sensibles, pero las prácticas en la mayoría de los partos y nacimientos tampoco lo son, por lo que sugiero verlo de todas formas.
Sepan, además, que lo que se muestra no es circunstancial. No sucede en algunos partos, sino en la mayoría. Estas prácticas son sistemáticas en casi todas las instituciones que atienden partos, por eso siempre conviene informarse por duro que sea, que vivir la experiencia en cuerpo y alma.



sábado, 9 de agosto de 2008

Parir en libertad

"Los cuerpos en el nacimiento" Rolo Freyre.

martes, 20 de mayo de 2008

Acerca de mi parto (testimonio)

Este es un relato ya publicado en mi otro blog. Relato que motivó la apertura de este nuevo espacio.
Me gustaría que cada uno/a que así lo sienta, envíe su testimonio, su experiencia (o sus experiencias), así sean recuerdos sueltos, para poder compartirlo en este blog a
loalitas@hotmail.com.
Así queda inaugurada la sección de experiencias personales en parto, preparto y posparto.


Las herramientas de dominación del poder son claras, la desinformación, la mala información, las trabas para acceder a la educación y la mala educación son las más importantes.


Tuve a mi hija en un sanatorio de renombre, era una de las pocas opciones que me ofrecía mi nefasta obra social, pero lo elegí conforme, a pesar que lo separaban de mi casa casi 2 horas de viaje. No me preocupó ya que en el curso de preparto nos dijeron que una primeriza raramente lo tuviese en un bondi, por lo general, desde los primeros síntomas pasan unas horitas hasta el hecho.
De muchas de las cosas que nos dijeron en el curso de preparto del sanatorio nos agarramos firmemente como a una verdad absoluta, es que cuando uno no sabe (y tiene miedo) las cosas que te dice un médico, son la verdad. Así nos "vendieron" la inyección peridural (anestesia que, en este y otros sanatorios, es una práctica de rutina, a menos que la parturienta solicite lo contrario) y otras tantas cosas antes, durante y después del parto.Hoy sé que deberíamos haber oído otras campanas.


El lunes 22 de mayo de 2006 comencé con algunas contracciones, tenía turno para un monitoreo en el sanatorio, la salida me hizo bien, la obstetra me hizo un tacto vaginal y dijo que todavía faltaba. Me dió un plazo de 1 semana, si no había tenido ningún síntoma para el lunes siguiente, ya tenía la orden de internación para que me induzcan. Esa noche comencé a perder el tapón mucoso, consulté y dijeron que podían pasar horas o días... esperé.
El martes 23 me pasé el día tapada hasta la cabeza con las sábanas para intentar tapar el dolor, y escuchando el disco de Raly Barrionuevo para relajarme un poco, las contracciones ya eran más seguidas y dolorosas, pero aguanté, por eso que tenemos algunas mamás de saber internamente que todavía no es el momento.Por la noche no durmió nadie, yo ya no aguantaba más, a la madrugada del miércoles 24 de mayo le pedí por favor a Fer que pidiese un remis, con mucho miedo y culpa, ya que si Violeta no nacía en ese momento, él tendría que ir a trabajar sin dormir.
Despertamos a mi vieja y mi hermana (que ese día se había quedado a dormir) y partimos en troupe hacia el sanatorio.Tardaron en atendernos, en realidad cuando hay dolor, todo se hace largo...
El imbécil de turno me hizo un tacto y se quedó esperando a que tuviese una contracción, al ratito me dijo que me vuelva a mi casa, porque si estuviese por parir, en ese lapso ya hubiera tenido al menos 2 contracciones.
Por supuesto, ¿cómo iban a ocupar una habitación del tan exclusivo "hotel" si tal vez me faltaban horas todavía?. El hombre no me dijo eso, me dijo que podía estar así durante días. Tampoco me dijo que yo ya tenía dilatación, y a pesar de haberle informado que vivíamos en provincia (el sanatorio está en Palermo) nos sugirió que nos volviésemos, que me tomase una buscapina y me acostara a dormir.
Con mucha culpa por Fer, nos montamos en un taxi de vuelta hasta casa.
Seguí al pié de la letra lo que me dijo el médico, solo que las contracciones eran cada vez más seguidas y dolorosas, y no sé si por acción de la cantidad de buscapina que tenía encima o porque la gorda ya me estaba presionando mucho el estómago, empecé a devolver.
Ahí Fer tomó la decisión de salir nuevamente para el sanatorio, yo (culpable) le dije que llamase a mi papá para que venga con el auto, para no volver a gastar en remis. A mi viejo le tomó bastante llegar, ya eran como las 9 a.m. y el tráfico, terrible.
Al rededor de las 10,30 llegamos nuevamente al sanatorio, yo ya no tenía noción del tiempo, estaba sumergida en el dolor. Creo que esperamos un rato hasta que entramos al consultorio, afortunadamente la guardia había cambiado y el médico era otro. Me hizo otro tacto y decidió internarme, entre tanto hacían los papeles, él decidió leer las notas del infeliz que me había atendido antes en el libro de actas, ahí nos enteramos que en esa oportunidad yo ya estaba con una pequeña dilatación, los largos traslados en auto, hicieron el resto.
Si el tipo me hubiese dicho que no me podía internar pero que me quedase por ahí cerca, en un bar, en la sala de espera, yo lo hacía. Pero no, disfrazan a las normas hospitalarias de diagnósticos médicos, sin darse cuenta de cómo eso va degradando la práctica de la medicina.
Me vinieron a buscar en silla de ruedas, yo ya no encontraba posición ni para estar sentada del dolor que sentía. Me llevaron a una habitación en donde mi compañera tenía muchas ganas de hablar, por suerte estaba mi familia. Me dieron una bata, fuimos hasta el baño con Fer, donde me la puse y volví a vomitar. La enfermera me colocó el suero con noséquécosa (hoy sé que probablemente fuera oxitocina para acelerar el trabajo de parto) y me apuró para que me pase de una camilla a otra con ruedas, en el aire. Yo no podía ni moverme (la oxitocina tiene la característica de, entre otras cosas, incrementar el dolor), el camillero me calmaba, pero la otra forra me seguía apurando, claro, la oxitocina estaba haciendo efecto y había que volar. Por suerte rompí bolsa, más precisamente la bolsa explotó embadurnándome a mí, al camillero y a la enfermera cargosa de un montón de fluídos mezclados. Digo “por suerte rompí bolsa” porque si no me la hubieran roto en la sala de partos.
Desde ahí me acuerdo menos todavía, solo el apuro, solo haberle susurrado a la familia un doloroso - Rompí bolsa...-, el ascensor y el techo de los pasillos que pasaba velozmente sobre mi cabeza como en las películas.
A la sala de parto entré sin Fer, la partera que estaba de guardia era la misma que nos había dado el curso, eso me tranquilizó un poco. Le pedí desesperada la peridural, que ella misma había promocionado en el curso con tanto énfasis, a lo que me respondió que no había tiempo, que ya se veían los rulos...Pujé una vez, pedí por mi pareja que había quedado quiénsabedónde, me preguntaron su nombre y por el dolor y el esfuerzo no pude decirlo entero, por suerte solo con el Fer... alcanzó. Pujé otra vez, me retaron por hacer fuerza con la garganta, -No quieras gritar- dijeron, -Hacé fuerza en silencio. Tercer pujo, -Sostenete la cabeza con la mano- dijeron. ¿Dónde mierda está Fer?. Fer entró para el 4to pujo, me agarró la cabeza y me quiso acariciar, lo fulminé con la mirada ¿No ves que estoy sufriendo?. Llegó a ver ese pujo y uno más, Violeta salió escupida.
Me la acercaron para que le dé un beso y se la llevaron, Fer se fué con ella como indican las normas internas. Eran las 11,30 a.m.


Me toqué la panza desinflada, estaba sola. Ni la partera había quedado. Tenía frío, mucho. Las piernas atadas con unas gasas a los estribos.
Pedí que me den algo para taparme, creyeron que con una sábana podían tapar todo el frío que dejó en mi cuerpo la anestesia... y el vacío.
No sé cuanto duró, la cicatriz de la episiotomía mide unos 5 cm. así que la costura debe haber tardado un rato largo. Con razón salió tan fácil la enana en una posición que no favorece a la gravedad. La episiotomía es también una práctica de rutina, muchas veces innecesaria, que considero, en mi caso, se hubiera podido evitar. De todos modos, nadie me preguntó.
El médico me dijo mientras me cosía -Qué calladita que estás- Claro, enfermo, me sacaron 3,640 kgs. de adentro sin acordarse que yo estaba de este lado, se la llevaron, me dejaron sola, me dolió mucho, tengo frío, angustia, ¿qué querés que te cuente?. Por supuesto no se lo dije, seguí callada, creo que le sonreí.
La enfermera que me higienizó me contó su vida, me dijo que no me quede con una sola hija, porque la suya se había ido a vivir al exterior y ella se había quedado tan sola... yo la oí algo... pero no la escuché.Le pedí de ponerme de costado, en posición fetal, necesitaba abrazarme, darme calor, contención, eso que todos ellos no supieron hacer.
Me llevó al pasillo, me dijo que el camillero iba a venir para subirme a la habitación y me dejó ahí. Sí, me dejó en el medio de un pasillo del sanatorio, sola, acostada en la camilla, tapada con una sábana hasta la cabeza. La gente pasaba, me imagino que se preguntarían si la persona que estaba ahí acostada estaba viva.
Al rato sentí que la camilla se movía, parece que al camillero no le enseñaron modales, o tal vez, también pensaba que llevaba un fiambre, qué sé yo...
Llegué a la habitación, al rato me trajeron a la nena, dijeron que tenía la temperatura baja, la habían tenido que envolver con bolsas. Parece que el síntoma de alejarnos, para las dos fué el mismo. Frío del alma, un frío de muerte.
Me "enseñaron" cómo darle de mamar, mi leche "era muy espesa", no tuve calostro. Viole vomitaba mucho de lo que tomaba. En los dos días que pasé en el sanatorio me dijeron de todo al respecto: "Acostala boca arriba y con almohadas"; "No importa, quedate tranquila"; "Regulale las tomadas"; "Le va a hacer mal"; "La leche materna es el milagro más grande y no puede de ningún modo hacerle daño"... a esta última versión es a la que adherí.
Viole vomitó mucho desde el principio y hasta los 6 meses, en que comenzó a comer sólidos, y tomó teta hasta pasados los 18 meses, lo que hizo que solo haya tenido 3 ó 4 resfríos en sus casi 2 años de vida. Sus vómitos nos angustiaban bastante, pero más preocupante hubiera sido cualquier otra enfermedad causada por no darle de mamar. Esa no estaba entre las posibilidades.


Luego me enteré que, cuando ingresé al sanatorio, había una mujer a punto de parir, a la cual ya la tenían en sala de partos, y no sé por qué circunstancia debían esperar. Razón por la cual, para acelerar mi proceso, pusieron oxitocina en el suero, para que mi parto se diera en ese "hueco" que les quedaba libre antes del parto de la otra mujer. Lógica de mercado se le llama, ¿no? “tiempo es dinero”…
La soledad fué el sentimiento reinante durante los 2 días que pasé en el sanatorio, Fer solo tenía permitido visitarme en las horas destinadas a las visitas, como si no fuera parte primordial e imprescindible de eso que había ocurrido, solo por ser hombre. Solo podían quedarse mujeres.
La companía de mi mamá y de mi hermana fué importantísima, sentí que el vínculo con las dos se intensificó desde ese momento, pero yo necesitaba a Fer.
Estaba partida, angustiada, él era la persona que yo necesitaba a mi lado, el padre de mi hija, mi amor, una porción ausente de esa historia. Sin él no había equilibrio, no había completud.


Con el tiempo, y habiendo recurrido a espacios de contención para transitar el puerperio de la mejor y más constructiva manera posible, aprendí muchas cosas. Siento que abrí los ojos.
Si bien todavía no logro sanar la herida que dejó el maltrato que sufrí en el sanatorio y creo que no lo haré hasta que no tenga otro hijo de la manera que yo elija. Si bien revivo cada sensación cada vez que cuento esta historia y es la primera vez que me animo a escribirla para difundirla; el hecho de compartir espacios con otras personas en igual o semejante situación es la manera que elijo y recomiendo para lograr aprendizajes de los momentos duros.
Las situaciones que viví durante el proceso de parto de mi hija Violeta no fueron circunstanciales, le pasan a la mayoría, por no decir a todas, las personas que van a parir en instituciones públicas o privadas. Son prácticas comunes en donde se favorecen los tiempos del lugar y la comodidad del médico y para ello se deja en segundo plano a las personas que están viviendo uno de los momentos más importantes de su vida, principalmente a la madre y al bebé a quienes todo eso que pasa les pasa por el cuerpo, dejando marcas indelebles.
Es el día de hoy que cuando cuento (a grandes rasgos) mi parto a familiares, a médicos y hasta hablando con mi mamá, me dicen -Ah, bien, fué rápido- como si eso fuese lo más importante.
Como si la contención, el disfrute, el gozo, el respeto por esperar los tiempos de cada cuerpo no fuera importante. Como si cada proceso no tuviera características distintas entre sí. Como si no fuera una experiencia que marca el cuerpo y el alma de la madre y el hijo en primer lugar y del padre en segundo, por toda, toda, toda la vida.


Paseando por el ciberespacio encontré unos spots publicitarios que motivaron este relato. Fueron hechos por el ministerio de salud y desarrollo social de la nación, en el año 2004, con personalidades reconocidas del ambiente televisivo.
Tratan de la ley 25.929 de derechos de padres e hijos durante el proceso de nacimiento.
Calculo que parte de los impuestos que cada uno de nosotros paga puntualmente, fue destinada a su realización, sin embargo, 4 años después, no fueron emitidos en ningún medio (o al menos, no masivamente).
Estos spots contienen la mínima información que yo hubiera necesitado tener para poder exigir que se respeten mis derechos durante el preparto, parto y postparto, más el número y nombre de una ley a la que hubiese podido recurrir para interiorizarme.
Solo conociendo nuestros derechos podemos defenderlos, y en este caso hablamos de algo tan relevante como el nacimiento de nuestros hijos, lo más importante que tenemos, el futuro. E implica aspectos como validar la igualdad de derechos de hombres y mujeres, que la salud no se maneje con la lógica de mercado, la socialización del conocimiento y tantas otras cosas tan importantes.
Este tema es en el que no puedo dejar de pensar hace casi 2 años, que me angustia, me quita el sueño y del que quiero que todos tengan conocimiento, para que esta realidad salga a la luz y sea difundida, entendiendo que hacerlo no tiene el objeto de atemorizar a nadie, y sí el de intentar hacer un bien.

Gracias por leer.
Loana.

lunes, 12 de mayo de 2008

SEMANA MUNDIAL POR UN PARTO RESPETADO

#12 al 18 de mayo#
Este año el lema es:
NO SEPARAR PUEDE SER VITAL
"Contacto inmediato y continuo
La clave de un buen comienzo"
No separar es:
  • Asegurar el contacto inmediato y constante piel con piel entre la madre y el recién nacido.
  • No cortar el cordón umbilical hasta que haya transferido toda la sangre de la placenta.
  • Facilitar el inicio de la lactancia materna en los primeros minutos de vida.

***

Lemas de los años anteriores: 2004 - La episiotomía, 2005 - Las posiciones para parir, 2006 - El tiempo para nacer y 2007 - El entorno amoroso durante el parto.